Tras 25 años ininterrumpidos de enseñanza sobre plantas medicinales y alimenticias nativas, cosmovisión y medicina ancestral de los comechingones, cuidado y preservación del ambiente, desde este 2025 Comenzamos una nueva etapa en nuestra escuela. Los fuegos tremendos de cada año, la “‘invasión'” de humanos en el bosque, que muchas veces ajenos a la comprensión de cómo funcionan estos ecosistemas cerrados y frágiles le restan espacio a los yuyos, aún con buenas intenciones. El avance de las redes sociales y la IA (solo inteligente en modelos binarios, antagónicos y creadores de peligrosas grietas o líneas divisorias de luchas); alumnos inescrupulosos que olvidan que antes de recomendar un yuyo hay que conocer el estado de vulnerabilidad de los mismos, ya que, si un yuyo se extingue se acabó la medicina.
Todo esto nos hace necesariamente reformular la escuela, enseñar nuevas viejas cosas, cambiar de yuyos y hacer más vivencial la experiencia de acercarnos a los mismos. Porque los yuyos nos curan, pero tenemos que cuidarlos y respetarlos, pues si el eje central está en el humano y no en los yuyos (única fuente de oxígeno ,comida y lluvia en el planeta) no llegaremos muy lejos, porque si por “error” de algunos cedimos conocimiento a la IA , ésta lo tergiversará y manipulará, pero la experiencia inigualable de tomar de modo ritual una taza de té de yuyos bajo su guía y enseñanza y el acompañamiento del yuyero, quizás sea la única experiencia sublime que nos queda en un mundo moderno que cada día más solo nos habla de “me gusta” o “no me gusta”.
Si con esos yuyos podemos volver a pensar y reconstruir un pedazo de mundo antiguo con percepciones más completas y pensamiento cognitivo complejo (como pensamos antes de las variables binarias 0_1 de los ordenadores y las redes); “usando ” las nuevas tecnologías si queremos, pero no dejando que “nos usen” ellas a nosotros; nos acercaremos al objetivo de la escuela.
Los nuevos “espejitos de colores” (el teléfono omnipresente que nos despierta fascinación cotidiana), el nuevo “dios” (redes, que todo lo saben); las nuevas reducciones de los españoles, (cuando quemaban -será pasado ?- el bosque para dejar sin comida ni medicina a los indígenas); el nuevo saqueo (incentivo a las grandes inversiones?)… nada parece cambiar luego de 533 años de colonización, pero los yuyos están ahí aún; por ahora nos esperan para cuidarnos, curarnos, despertándonos de un largo sueño y también para que los cuidemos. Te esperamos.
Para este 2025 recibimos invitaciones para viajar a distintos pueblos y ciudades del país, si se organizan seminarios y talleres para reconocer yuyos de cada lugar y utilizarlos como alimentos y medicinas.
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